sábado, 12 de diciembre de 2009

"Memorial" a sueldo de George Soros

Recientemente, la Oficina del Parlamento Europeo en Barcelona organizó un acto en el cual la organización “Memorial” volvió a expresar sus consabidas críticas al actual gobierno ruso. Con motivo de este acto, un grupo de personas a las que el futuro de Rusia no resulta indiferente creemos necesario exponer algunos puntos:

“Memorial” es una de tantas organizaciones subvencionadas principalmente con fondos estadounidenses. En esta sección de la propia web de la mencionada organización: http://memo.ru/about/spons.htm se observa que los dos primeros patrocinadores listados son el Fondo Soros (del que hablaremos después) y el Fondo Ford. (Nota: esta parte solo está disponible en ruso, pero los que desconozcan esta lengua pueden utilizar herramientas como el traductor de google para comprobar estos datos).

Por supuesto, recibir dinero de instituciones estadounidenses no implica, en principio, nada reprobable. Es más, algunos argumentan que para las numerosas organizaciones de corte similar que han proliferado en los últimos años por Europa oriental y Asia central resulta indispensable la ayuda occidental. Con esto viene implícita la discutible idea de que estas organizaciones son indispensables para los países donde han aparecido. Su funcionamiento en todos ellos sigue un mismo patrón: afirman defender los derechos humanos, promueven la aplicación de una serie de criterios políticos y económicos que satisfagan a occidente, etc. Se comprende, obviamente, que todo ello está interrelacionado. Es decir, cuanto más se resista un determinado gobierno a aplicar los criterios prescritos por occidente, tanto más será acusado de poco democrático y de no respetar los derechos humanos. Y a la inversa. Se entiende así –como por desgracia estamos acostumbrados a ver en el panorma internacional– por qué los derechos humanos de unos parecen contar más que los de otros, sin dejar en ningún caso de ser meramente instrumentos esgrimidos como arma política.

El Fondo Soros, principal financiador de “Memorial”, corre a cargo del multimillonario George Soros y su Instituto para la Sociedad Abierta (http://www.soros.org/). En Internet y otros medios de comunicación existe información más que abundante sobre Soros, especialmente en lo referente a sus hazañas en la inversión especulativa, por lo cual no nos detendremos mucho sobre esta faceta del personaje, dejando a cada cual la opción de informarse al respecto por su cuenta. Sobre los objetivos de su institución, éstos, como expresa su propio nombre, consisten en transformar a las “sociedades cerradas” en “abiertas”, y ello se consigue cumpliendo una serie de criterios económicos y políticos.

Pero nadie mejor que el propio Soros para explicar cuál es su visión sobre Rusia y lo que ésta debe ser para que la consideren, al fin, una “sociedad abierta” aprobada y bendecida por occidente. Sus ideas al respecto se expresan con toda claridad en los siguientes enlaces:

http://www.project-syndicate.org/commentary/soros46/Spanish
http://www.portalforestal.com/informacion/2655-soros-mis-previsiones-para-2009.html

De las afirmaciones del señor Soros se pueden deducir varias cosas:

“(Europa) debe protegerse de la amenaza geopolítica planteada por una Rusia novedosamente arremetedora y aventurada”. Es decir, Rusia plantea una amenaza para Europa. “Arremetedora y aventurada” significa que se sale del papel que le obligaron a representar durante la era Yeltsin: el de mero espectador de la expansión de los intereses políticos, económicos y militares de ese mal llamado “occidente”.

“La clave para neutralizar la ventaja geopolítica de la que disfruta Rusia es establecer una política energética unificada con una autoridad regulatoria a nivel europeo”. Es decir, a Soros (como a tantos otros) le parece muy mal que Rusia sea fuerte en el sector energético. Solo Europa y EEUU, por lo visto, tienen derecho a ser fuertes en este sector (y a dictar sus condiciones a los demás).

“[…] los principios de una sociedad abierta tienen que perseguirse de manera indirecta, reformando el sistema financiero internacional y prestándole especial atención al exterior cercano de Rusia”. Más claro, el agua.

“[…] hay que ayudar a Georgia a recuperarse del daño infligido por la invasión rusa”. Y es que todo el mundo sabe, por supuesto, que Rusia invadió brutalmente Georgia, etc. Porque ni los osetios ni los abjasios tienen ningún “memorial” que haga bandera de su causa entre los intelectuales occidentales.

Éstas son, entre otras, las advertencias sobre Rusia que George Soros lanza a Europa. He aquí, pues, al individuo que financia a “Memorial”.

Rusia, en efecto, se ha convertido en un país fuerte en aspectos donde había quedado muy debilitada. Ya no se resigna sumisamente a ver cómo se trazan planes para privarla de su principal fuente de riqueza (léase el proyecto de gaseoducto “Nabucco” auspiciado por occidente) mientras EUU/OTAN instala bases en todo su entorno inmediato. Y, como ya no se achanta ante el acoso y hostigamiento, la acusan de “hostil” y de ser una amenaza.

No es casualidad que los dirigentes y los medios occidentales solo hayan aplaudido a Rusia durante la era Yeltsin. Para ellos, ése es el camino en el que debería haber permanecido: un país cada vez más débil, sin autoridad interna ni externa, humillado, con un empobrecimiento galopante que culminó en la gran catástrofe de la crisis del 98. Ésa es la Rusia que desean ver. Afortunadamente, los gobiernos posteriores a Yeltsin sacaron a Rusia de la lamentable situación en la que se encontraba. Por eso –y por ningún otro motivo– Putin es vilipendiado en “occidente”, a pesar de haber sido un presidente democráticamente elegido.

Ésa, y ninguna otra, es la misión de organizaciones como “Memorial” y tantas otras financiadas por gente como Soros. Desprestigiar y criminalizar a los gobiernos que no sigan el guión dictado, acusarlos de retrógrados, antidemocráticos, autoritarios, etc., presionar y, si pueden, hacerlos caer. E instalar en su lugar a títeres sumisos. Como se hizo mediante la “Revolución Naranja” en Ucrania, la “Revolución de las Rosas” en Georgia, la “Revolución de los Tulipanes” en Kirguizia y se intentó con la fallida “Revolución del Aciano” en Bielorrusia.

Por todos es conocido el resultado de la “Revolución Naranja” en Ucrania: la llegada al poder de un régimen abiertamente rusófobo, que se dedicó a rehabilitar la memoria de los asesinos fascistas del UPA y a levantar monumentos al fascista Stepan Bandera, un régimen embarcado en una intransigente campaña de “ucranización” forzosa de la mitad rusohablente del país, y cuyo principal objetivo parece ser la creación constante de tensiones con Rusia, incluso cuando con ello incurre en el prejuicio de las necesidades e intereses del pueblo ucraniano. Nada de esto parece preocupar lo más mínimo a los intelectuales occidentales, porque, como ya se ha dicho, los derechos humanos de unos cuentan más que los de otros, dependiendo de quién te lo explique.

En septiembre de 2008, por cierto, el presidente ucraniano Yúschenko se reunió con George Soros en Nueva York para “estudiar la realización de reformas democráticas sistemáticas en Ucrania”. También trataron el tema de Georgia:

http://www.president.gov.ua/ru/news/11388.html

Yúschenko y SorosEsperamos, aunque quizás sea ya un caso perdido, que algunos intelectuales occidentales puedan preguntarse por qué motivo el presidente de un país tiene que desplazarse a Nueva York para consultar con un especulador multimillonario la forma de implantar reformas democráticas.

Volviendo al caso concreto de Rusia, y para concluir: “Memorial” y organizaciones afines afirman luchar contra un régimen autoritario y poco democrático. Pero lo cierto es que no representan ni de lejos a la mayoría de la población, ni a sus preocupaciones e intereses. Su apoyo social es escasísimo. Nadie las ha invitado. Digan lo que digan sus miembros (algunos, probablemente, incluso creerán sinceramente en lo que dicen), no están ahí para defender los derechos humanos, sino con un fin muy concreto: hacer que Rusia pase de ser un país capaz de oponerse a occidente, y competir con él, a ser un país sumiso y que no le cause problemas.

Una penúltima aclaración: lamentamos profundamente el asesinato de Estemírova. También lamentamos que ese asesinato se esté instrumentalizando en la enésima campaña propagandística contra el gobierno de Rusia, basada en acusaciones sobre las que no existe prueba ninguna. Los que pretenden dar lecciones de democracia deberían recordar que existe un concepto llamado “presunción de inocencia” y que la culpabilidad de cualquiera debe demostrarse con pruebas.

El día en que organizaciones como “Memorial” renuncien a la financiación de elementos como Soros, comenzaremos a otorgarles credibilidad. Hasta entonces, nuestro apoyo será nulo.